“En las montañas ya estamos abordando los retos que el mundo deberá resolver dentro de 50 años”, ha indicado este gurú
“Los montañeros sois nuestros centro de conocimiento más cercano. Fui el primero de España en ver en Internet, en 1993 porque un físico del Centro de Ciencias de Benasque vino a mi tienda a buscarme para que lo viera. Yo vi una pantalla negra con unas letras, pero salí con la idea de que tenía que montar una tienda en Internet. Los masáis no son idiotas, simplemente es que no han estudiado”. Con esta anécdota que encierra una profunda y a la vez sencilla reflexión, el emprendedor y gurú del comercio electrónico, asesor de ‘starups’ en todo el mundo y el único español en la lista DAVOS, el benasqués Carlos Barrabés, ha abierto la última sesión de CIMA, el congreso internacional de la montaña que se celebra en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza.
En este congreso se están abordando los retos del montañismo en el siglo XXI, pero Barrabés ha ido más allá y ha centrado su exposición en los problemas que deberá resolver el planeta en este siglo XXI para conseguir un mundo sostenible tanto medioambiental como económicamente.
Ante un repleto auditorio del Aula Magna, Barrabés aboga por llevar el talento a las zonas más recónditas y deprimidas del planeta, las montañas, que de momento sólo han visto en el turismo un modelo de desarrollo. Sin embargo el turismo “es una industria de primer nivel abrasiva, que concentra riqueza pero no la extiende. El turismo no implica complejidad ni crecimiento hacia otras industrias, es una industria excesivamente simple. Necesitamos otros jugadores. Nuestras zonas son frías, así que por qué no se pueden construir las bases de datos, donde se almacenan las nubes, y que tienen que estar a las afueras de Madrid con refrigeradores, con el coste que supone”, ha indicado Barrabés.
En el mundo está pasando tres problemas básicos globales -según el benasqués-: la desigualdad, la inestabilidad y la sostenibilidad. “La desigualdad es tremenda en las montañas, el mundo que viene es de ciudades. El 51% de la población mundial vive en la ciudad, las ciudades se llaman smarth city, ciudades inteligentes, y los pueblos, olvido. Los pueblos donde se genera turismo están dando mucha desigualdad como está ocurriendo en Nepal, y es algo que nos va a acompañar durante todo el siglo”, afirrma.
En cuanto a la inestabilidad, Barrabés ha recordado que el siglo XX comenzó con guerras, a la que le sucedió un periodo de guerra fría y “ahora en el siglo XXI, los problemas se aparcan, como Siria, donde se deja que se maten. ¿Y dónde se aparca a la gente? En las zonas de montaña. Los puntos calientes se concentran en las zonas de montaña, porque desde ahí ya no se puede salir, y es el lugar donde nadie quiere ir, es el último lugar donde un humano quiere refugiarse”.
La sostenibilidad “en las zonas de montaña significa población, no hay ninguna posibilidad de vivir sin población en las montañas. Su reto va a ser responder a los problemas del mundo”. Según Barrabés, las montañas son un laboratorio donde se está experimentando para conseguir las tres esferas de la sostenibilidad: la gente, que conviva con el planeta, y los beneficios. “En las zonas de montaña afrontamos los problemas que deberá resolver el mundo dentro de 50 años. El trabajo, el acceso y la comunidad son los tres objetivos de la economía inclusiva. Reivindicar la comunidad es reivindicar la idiosincracia y la continuidad, en la montaña vamos a luchar así y vamos a abrir el camino a muchas ciudades como siempre”, afirma Barrabés.
El talento es la clave del desarrollo
¿Pero cómo fomentar el desarrollo económico y sostenible en las montañas? Para Barrabés la clave es conseguir atraer el talento y crear más escuelas, así como fijar planteamientos a medio plazo “como hacen las mujeres de las montañas”.
Y reivindicar una identidad común que se convierta en producto, con la que competir en la globalización “pero con nuestros criterios y valores”. “La gente que trabajamos en la montaña somos contenido, hay que entender eso, debemos construir nuestros significados. La gente quiere contenidos, pues creemos contenidos que tengan tanto beneficio como para ellos como para otros. Eso se llama innovación, y eso lo hacen las pequeñas empresas las ‘starup’, la innovación en los nuevos productos la va a hacer la gente de la montaña, y eso tiene una mortalidad elevada, tiene un riesgo muy grande pero en la gente de montaña la asumimos”, ha indicado.
Y para llevar a cabo todo eso, se precisa de la financiación que cree una clase media de empresarios que no mueran en el intento por emprender en las montañas y que pongan en valor su forma de vida, su identidad sin tanto riesgo. “Necesitamos más gente haciendo eso, pero necesitamos financiación, no puedes jugarte todo a un juego tan peligroso, no puedes jugarte la casa de tu madre o la tuya. Debe haber fondos de capital para asumir esos retos. Lo que le pedimos a la gente de la montaña es bestial, que no se asume en otras parte del mundo, debemos crear un banco mundial o continental que financie estos proyectos y que nos vean como humanos con capacidad de desarrollo, no como una especie a preservar, no como masáis para fotografiar”.
¿Y qué papel juegan los montañeros en todo este proceso de desarrollo económico? Uno muy importante, la de transmisores de conocimiento y abrir ventanas al mundo. “La gente que ha venido a la montaña siempre ha sido una ventana al mundo, una persona que viene a la montaña de la ciudad es un lujo, porque trae conocimiento. Pero realmente hacen el circo y los montañeses estamos viéndolo en el teatro. No podemos ir a las montañas a llevar basura, cada vez que vais a un lugar sois maestros, acceso, hay una responsabilidad individual. Mi yo lo he configurado con todas las conversaciones que he tenido con los clientes que han entrado a mi tienda, y cada minuto que concedéis a un montañés le estáis dando una calidad extrema”.
También es importante profesionalizar actividades a través de la formación. “Cuando hemos profesionalizado la montaña y hemos transformado talento hemos cambiado las cosas. No es lo mismo tener un guía profesional que un señor que acompaña a la gente y eso lo hemos experimentado con la Escuela de Alta Montaña de Benasque, profesionalización adhoc, los de benasque no nos inventamos la escuela de alta montaña fuisteis vosotros, los montañeros”.